Hace mucho tiempo que de mi vocabulario desterré la frase me aburro. Ese me aburro de cuando el tiempo pasa lento porque no se te ocurre nada que hacer. Sin embargo hoy me ha venido esa sensación vacía de ¿y ahora qué?
Parece que septiembre me atrapa en la incertidumbre. Parece que me dejo influir por la vuelta de todos a todo, pero ¿cuál es mi vuelta? ¿Qué trae septiembre para mí? ¿También tiene que ser gris?
Y entonces me he parado a meditar. Presumo de que con una actitud predispuesta se consigue llegar a donde quieres estar, donde te sientes bien, donde nunca hay tiempo para aburrirse porque no existe el concepto del aburrimiento, pero hoy estoy dejando la tarde pasar y haciéndome la víctima. ¡Basta!
Siempre hay periodos en los que experimentamos sensaciones más amargas, vivimos días más grises o nos creemos más solos, pero el hacer que la sensación se quede con nosotros o sea remplazada por las buenas vibraciones, ya sabemos de quien depende. Al menos yo lo tengo claro. HOY TAMPOCO ME ABURRO.
